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¿Los síntomas que presento corresponden a un nuevo brote, o no?
La diferencia entre un brote real y un pseudobrote es que el brote es un empeoramiento actual de la enfermedad y permanece varios días o varias semanas o más tiempo.
Un pseudobrote, es una agravación temporal de los síntomas, síntomas que han ocurrido antes. El episodio aparece y desaparece rápidamente, generalmente en 24 horas y no está relacionado con nuevas zona de inflamación dentro del Sistema Nervioso Central. En la mayoría de las personas, los pseudobrotes están desencadenados por el calor. Esto significa también que, si un paciente tiene una enfermedad o infección con fiebre, el pseudobrote durará hasta que se resuelva la fiebre. La menstruación o los cambios hormonales también pueden aumentar la temperatura corporal, así como la toma de alcohol o drogas.
Existe también un debate abierto sobre sí el estrés desencadena brotes o no, o si estos son simplemente pseudobrotes. Es muy difícil valorarlo científicamente, pero mucha gente con EM relaciona el estrés con la aparición de brotes.
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¿Afecta el fumar a la evolución de la EM?
Estudios recientes concluyen que fumar o haber fumado aumenta el riego de desarrollar EM. Además, la enfermedad parece tener peor evolución y una progresión más rápida en las personas que fuman. Estos estudios no han descifrado los mecanismos que subyacen en el binomio EM-tabaco, aunque apuntan teorías que tendrán que confirmarse en futuros estudios.
Además, fumar provoca disminución de la capacidad respiratoria, susceptibilidad a infecciones respiratorias y alteraciones cardíacas, que podrían transformar una limitación funcional moderada derivada de la lesión neurológica en una severa discapacidad.
Se ha comprobado, aunque en estudios con pocos pacientes, que inmediatamente después de fumar existe una alteración temporal en la fuerza muscular y en la coordinación. Además, fumar, cuando existe debilidad o alteración de la coordinación, incrementa el riesgo de provocar incendios.
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¿Puedo trabajar?
La EM no es una enfermedad mortal, las personas con EM tienen toda la vida para vivir con una enfermedad que varía de manera imprevisible, produce síntomas diferentes en cada individuo, y no siempre deja a uno inevitablemente incapacitado.
Se necesita un período aproximado de hasta 5 años para saber cómo la enfermedad afectará en cada caso. Además, lleva tiempo aceptar los cambios que produce la EM y todavía más hacer proyectos de futuro. Casi siempre es más fácil volver al trabajo que buscar un nuevo trabajo. Después de 20 años con EM, se calcula que un 30% de las personas con EM tienen empleo a jornada completa aunque hoy en día con los nuevos tratamientos, los avances en tecnología y la actitud pública ante la discapacidad, este porcentaje va en aumento.
No está justificado abandonar un trabajo por el estrés que pueda causar, ya que existen mecanismos para manejar este estrés como es la orientación de la salud mental, la terapia de apoyo, el ejercicio, ayuda con el empleo del tiempo, y usar técnicas como el yoga, la meditación, etc. El desempleo no cura el estrés, al contrario, lo puede empeorar.
Tiene que existir una buena relación con el empleador, que permita el realizar las tareas esenciales del trabajo y asigne las tareas innecesarias a otros. El trabajador puede pedir ayudas razonables para realizar su actividad laboral, ayudas que deben ser propuestas por parte de la persona con EM. Dentro de estas ayudas razonables estarían: un horario flexible, eliminación de barreras arquitectónicas, plazas de aparcamiento exclusivas, y adecuar los programas informáticos para mejorar la ejecución del trabajo.
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¿Puedo conducir?
El uso del automóvil significa independencia. Esta independencia, puede verse alterada por la variada sintomatología que acompaña a la EM: problemas de visión, fatiga, debilidad muscular, lentitud en el tiempo de reacción y limitación de la movilidad que dificulta la entrada y salida del coche. Esto obliga a que la persona con EM se plantee hasta qué punto es segura su conducción, si requiere algún tipo de cambio o si puede seguir conduciendo.
Nada hay más importante para una conducción segura como una buena visión. En la EM la percepción de los colores, los contrastes y la escala de grises está afectada, lo que puede repercutir en una peor visión nocturna. Pueden aparecer episodios de visión doble o defectos en la fijación de la mirada. La afectación del campo visual periférico se puede compensar moviendo la cabeza, pero si algo viene rápidamente por un lado puede no haber tiempo suficiente de reacción.
La falta de fuerza en las piernas puede dificultar la utilización de los pedales, la falta de sensibilidad puede hacer que no seamos conscientes de qué es lo que estamos pisando. La intolerancia al calor también afecta, así es importante, si uno se siente acalorado, dejar pasar un tiempo antes de comenzar a conducir, tomar alguna bebida fría y poner el aire acondicionado. La fatiga es otro factor condicionante, hay que hacerse un planning para saber en qué circunstancias aparece esta fatiga con el fin de evitar la conducción y posponerla
La conducción necesita el procesamiento de mucha información de manera simultánea. Algunas personas con EM pueden tener dificultad en asimilar, digerir y clasificar esta importante información con objeto de tomar decisiones rápidas.
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