El desarrollo particular que tiene la esclerosis múltiple, y la diversidad de síntomas que conllevan los brotes, pueden convertirla en una enfermedad que altera significativamente el día a día y la calidad de vida de quienes la padecen. Lo puede hacer en varios sentidos: desde el simple hecho de que el paciente deberá visitar con más frecuencia a médicos y especialistas hasta actividades que, a veces, no podrá realizar a causa de algunos síntomas. El tratamiento, combinado con un buen conocimiento de la enfermedad y una planificación cuidadosa, pueden contribuir a una vida más agradable.
En el documento que adjuntamos se ofrece una recopilación de las mejores estrategias a seguir para que la EM no altere la calidad de vida de las personas.