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ACTUAR ANTE UN BROTE DE ESCLEROSIS MULTIPLE
[13/05/2015]
 

INESTABILIDAD, PROBLEMAS DE VEJIGA, ALTERACIÓN DEL TACTO, PROBLEMAS DE FUERZA Y HASTA VISIÓN DOBLE. ESTOS SON ALGUNOS DE LOS SÍNTOMAS DE LA EM QUE PUEDEN REAPARECER EN CASO DE SUFRIR UN NUEVO BROTE DE LA ENFERMEDAD. A CONTINUACIÓN, SE DETALLA CÓMO SABER SI SE ESTÁ EXPERIMENTANDO, QUÉ HACER EN ESTE CASO Y CÓMO ACTUAR UNA VEZ SUPERADO EL BROTE.

Las personas con EM pueden sufrir un brote, es decir, un episodio de aparición de nuevos síntomas neurológicos como pueden ser la inestabilidad, problemas de vejiga que se acompañan de problemas motores o falta de fuerza o alteración del tacto que puede asociarse o no a dolor. Los brotes se producen a causa de la formación de una nueva lesión o desmielinización en el cerebro y/o la médula espinal. Las personas con EM notarán que se trata de un brote porque percibirán síntomas nuevos, que habitualmente duran más de 24 horas y que se pueden acompañar de síntomas similares a los que había presentado previamente.

Típicamente los síntomas del brote aparecen de forma progresiva en pocas horas o días, persiten más allá de 24 horas y suelen durar de cuatro a seis semanas. Por consenso, deben de haber pasado al menos, 30 días desde el anterior episodio de empeoramiento neurológico para poder considerar que se trata de un nuevo brote.

CÓMO ACTUAR ANTE UN BROTE

En el caso de que una persona con EM presente algunos de los anteriores síntomas y/o piense que puede estar sufriendo un nuevo brote, se recomienda que contacte con su neurólogo, le explique cómo se encuentra, qué síntomas está sufriendo y qué dificultades le causan. Seguramente, su médico le realizará algunas preguntas sobre otros síntomas que pueden empeorar los déficits neurológicos (como infecciones, entre otros) y si lo considera necesario, citará a la persona con EM de forma urgente o preferente en la consulta.

Cabe recordar que, habitualmente, los brotes de la EM, a pesar de que pueden ser muy molestos, no son una urgencia médica. En este sentido, no es obligatorio acudir por urgencias al centro de salud y/o hospital más cercano. De hecho, si los síntomas se lo permiten, siempre es mejor contactar con su equipo médico y/o enfermeras habituales, que conocerán su enfermedad y le prescribirán el tratamiento más adecuado. Es importante que el equipo encargado de cuidar de su EM esté informado de la aparición de nuevos brotes, sobre todo de cara a plantearse, en un futuro, un tratamiento a fondo para la enfermedad o un cambio de tratamiento si así se cree necesario.

EL TRATAMIENTO DE UN BROTE

Una vez confirmado que se trata de un brote, y según cada caso, los médicos informarán a la persona con EM de cómo tratar más adecuadamente estos nuevos síntomas:

-Tratamiento farmacológico con corticosteroides: se trata de un antinflamatorio muy potente del que se recetarán dosis muy altas. El efecto de este tratamiento será el de reducir la inflamación y acortar, por tanto, la duración de los síntomas. A pesar de que se pueden prescribir por vía oral, la forma más habitual de administración es la endovenosa, en el Hospital de Día. En general, a causa de que la duración del tratamiento es corta (de 3 a 5 días), este tratamiento se suele tolerar bien, pero se deben tener en cuenta y conocer los posibles efectos secundarios que puede provocar, como alteraciones de carácter, palpitaciones, náuseas, mucha hambre, aumento de peso, dificultades para dormir, acné, inflamación de tobillos, gusto metálico (durante la infusión) o sofocos, entre otros.

- Tratamiento rehabilitador: la fisioterapia o rehabilitación forma parte del tratamiento del enfermo con EM. Antiguamente, en el momento del brote, se recomendaba reposar, pero cada vez se ve más conveniente empezar a realizar algún tipo de rehabilitación de forma precoz, especialmente cuando existen problemas motores asociados. Así, en ocasiones, el mismo neurólogo puede recomendar tratamiento con fisioterapia, terapia ocupacional, etc. Todo forma parte de la rehabilitación de la persona con EM y presenta muchos beneficios, haya esteroides o no.

- No seguir ningún tratamiento específico: ocasionalmente, sobre todo si los síntomas derivados del brote son leves o no provocan gran interferencia en las actividades de la vida diaria de la persona con EM, no se debe realizar un tratamiento específico para el brote. De hecho, los síntomas derivados del brote desaparecerán igualmente y la recuperación que realice la persona con EM del nuevo brote será la misma y sin tratamiento específico, a pesar de que si no se sigue ningún tipo de tratamiento, las molestias ocasionadas por el brote pueden durar más. Se trata de una decisión que se debe tomar junto con el resto de profesionales que traten a la persona con EM, es decir, su neurólogo y la enfermera de su centro especializado.

DESPUÉS DEL BROTE

Cabe tener en cuenta que la recuperación completa después de un brote puede llevar semanas o hasta meses. Además, es posible que algún síntoma no acabe de desaparecer completamente. En este caso, es necesario comunicarlo a los profesionales para que prescriban tratamientos como la fisioterapia, la rehabilitación o cierta medicación sintomática que ayude a mejorar los síntomas.

ESTAR PREPARADOS PARA LA APARICIÓN DE NUEVOS BROTES

Las personas con EM pueden sufrir un nuevo brote en cualquier momento, ya que estos son imprevisibles; los síntomas pueden afectar a cualquier parte del cuerpo. Por eso, tanto los enfermos de EM como las personas de su entorno deben estar preparados para que todo sea más fácil si se da esta situación.
De esta forma, tanto la persona con EM como sus familiares y amigos más cercanos deben saber cómo contactar con los médicos, enfermeros y neurólogos en caso necesario.

LOS ‘PSEUDOBROTES’, FALSAS ALARMAS

En ocasiones, las personas con EM pueden experimentar síntomas similares a los que aparecen cuando se produce un brote. Distintos factores que aumenten la temperatura corporal, como por ejemplo la fiebre, -causada por una infección de vejiga o un resfriado-, el aumento de temperatura después de un ejercicio intenso, o debido a elevadas temperaturas en el exterior, pueden producir o agravar estos síntomas. Si al disminuir la temperatura corporal los síntomas van desapareciendo no se trata de un brote, y por lo tanto, es una falsa alarma; si contrariamente, persisten más allá de 24 horas, es necesario avisar al médico, que valorará e indicará cómo proceder según lo relatado previamente.

Fuente: MS Society

Acceso a los documentos originales
Managing a relapse http://www.mssociety.org.uk Disponible en: http://www.mssociety.org.uk/sites/default/files/Documents/Essentials/Managing-a-relapse-May-11.pdf

 

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